Una de las dudas más frecuentes que le surgen a cualquier empresa o particular que va a instalar un sistema de alarma es qué ocurre si la alarma suena cuando no debe. Es este un motivo de preocupación a la hora de contar con un sistema de seguridad, ya que puede suponer un grave trastorno a los vecinos y traer como una última consecuencia que éstos presenten denuncias por las molestias o incluso que dichas denuncias sean presentadas por las mismas Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado cuando se dé un mal funcionamiento reiterado o falsas alarmas que las obligue a desplazar efectivos de manera frecuente sin causa que lo justifique.
En este artículo vamos a tratar de explicar qué son las falsas alarmas y cuando éstas pueden ser motivo de sanción.
¿Qué es una falsa alarma?
Se considera que un salto de alarma es “falsa alarma” cuando el salto no se ha producido por una intrusión real, es decir, cuando un sensor determinado se activa sin que haya una amenaza objetiva que lo justifique. Por ejemplo, si un detector de presencia salta sin que pase por delante una persona, o si un sensor de apertura de puerta salta sin que se haya abierto dicha puerta.
Aunque pueda parecer extraño, en realidad las falsas alarmas se dan con mucha frecuencia cuando el sistema no se diseña y utiliza correctamente. Por ejemplo, si tenemos un gato en casa y nos instalan un detector de presencia en el interior de nuestra vivienda, es casi seguro que, en algún momento, el animal pasará por delante y lo hará saltar, produciéndose entonces una falsa alarma. Si nuestra mascota hace saltar la alarma, esto conlleva:
- El estridente ruido de la sirena alertando a los vecinos.
- La llamada desde la Central Receptora de Alarmas que puede derivar en un aviso a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para que acudan a atender la incidencia.
Si el salto de alarma es real, el desarrollo de los acontecimientos entrará dentro de lo aceptado y contemplado por la normativa, por lo que, por tanto, no habría problema alguno. Es más, este sería el motivo real y fundamental por el que tenemos un Sistema de Alarma y nos generará un sentimiento de tranquilidad al tener constancia de que nuestro sistema ha funcionado correcta y eficazmente.
Pero, si el salto lo ha provocado el gato…
¿Qué consecuencias tienen las falsas alarmas?
Cuando se producen más de tres avisos a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado que sean producto de falsas alarmas en un periodo inferior a sesenta días, la normativa de seguridad privada ampara a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado para que éstas denuncien al propietario del sistema, a la empresa mantenedora del sistema y a la Central Receptora de Alarmas ya que, como ya se ha indicado con anterioridad, se entiende, con toda razón, que se están malgastando recursos públicos por una incidencia que no es real y que son necesarios allí donde sí se producen acciones delictivas reales.
¿Cómo lo soluciono?
Evitar que los falsos saltos de alarmas nos den problemas es sencillo si nuestro sistema se ha diseñado correctamente. Para que nuestro sistema de alarma no nos dé problemas, se deben tener muy en cuenta estos factores:
- Que la elección de los sensores sea la correcta.
- Que el sistema de alarma sea el adecuado para las personas que van a convivir con él a diario.
- Que nuestro sistema se diseñe teniendo en cuenta el concepto de “alarma confirmada”.
Concepto de “Alarma confirmada”: la garantía de un sistema bien diseñado
La normativa de seguridad pide que los sistemas de alarma estén diseñados de modo que ante un único salto en una zona del sistema se pueda saber si es un salto real o una falsa alarma. La “alarma confirmada” exige que se produzcan una serie de tres saltos originados por tres elementos diferentes del sistema de alarma en un periodo inferior a treinta minutos de modo que se pueda deducir que el sistema ha salto porque hay alguien que ha pasado por esas tres zonas.
En su defecto, la normativa nos recomienda el uso de cámaras de video vigilancia como medio auxiliar para comprobar esos saltos.
Pongamos como ejemplo el caso de un piso o de un pequeño comercio. Si el sistema se ha diseñado de modo que tengamos un sensor de apertura en la puerta de entrada, un sensor de presencia en la zona de la puerta de entrada y otro sensor de presencia en el pasillo o estancia siguiente, tenemos la seguridad de que si alguien entra se producirá el salto de alarma en al menos dos de esas zonas o incluso en las tres. Por lo tanto, en el caso de que nos llegue el salto de una sola zona de interior, tenemos la tranquilidad de saber que estamos ante una falsa alarma.
Si en lugar de tener esos tres sensores tenemos dos sensores y una cámara que cubra la zona de entrada, ante el salto de una zona se podrá visualizar la cámara para ver qué está pasando y tener así un medio para poder comprobar si se trata de una falsa alarma o no.
Por lo tanto, es imprescindible que para evitar las falsas alarma con los inconvenientes graves que conllevan, recurramos a empresas de seguridad debidamente acreditadas que diseñen un sistema acorde a nuestras necesidades reales de seguridad evitando “atajos” y falsas soluciones que no van a traernos más que problemas.
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